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Bagazo de caña de azúcar produciría biocombustibles avanzados

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Tomado de: agenciadenoticias.unal.edu.co

Uno de ellos es el butanol, un alcohol ampliamente utilizado en industrias como la farmacéutica, de pinturas, de disolventes y de cosméticos, y que además se podría usar como fuente de energía en automóviles sin afectar el motor, algo que no ocurre con el etanol, por ejemplo, para el cual se requiere una clase especial de motor.

Esta fue una de las conclusiones a las que llegó Ana María Zetty Arenas, ingeniera agroindustrial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, quien estudió las nuevas formas de producir butanol de segunda generación, un tipo de alcohol que se puede obtener de los residuos de la caña de azúcar.

Gracias a sus investigaciones la ingeniera obtuvo doble titulación de doctorado en el Programa Integrado de Posgrado en Bioenergía, otorgado entre la Universidad Estatal de Campinas (Brasil) y la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos).

El butanol de segunda generación se obtiene a partir de residuos lignocelulósicos, como el bagazo de la caña de azúcar, después de haber sido utilizado para la producción de etanol o azúcar.

Uno de los retos de la industria biotecnológica hoy es generar un amplio portafolio de productos similares a los basados en el petróleo, a partir de recursos renovables que sean sostenibles y económicamente viables, dirigidos hacia las “biorrefinerías”. De ahí que una de las alternativas más próximas y limpias para reemplazar a futuro la gasolina estaría en los derivados de la biomasa.

Según la investigadora, “una de las materias primas utilizadas para la producción de estos biocombustibles es el hidrolizado hemicelulósico, un licor rico en azúcares de cinco carbonos, y que para estos residuos no existía aplicación porque no son metabolizables de forma natural por las levaduras que producen el etanol, y además porque contienen una carga considerable de compuestos inhibidores de la fermentación, es decir que son fuentes de carbono tóxicas para los microorganismos que producen estos biocombustibles, a través de fermentación”.

El estudio y las pruebas de laboratorio se enfocaron en aplicar una técnica de recuperación del producto in situ, la cual consiste en generar un vacío para aliviar su toxicidad y así poder utilizar estas materias primas de bajo costo.

A través de los experimentospara producir butanol, la investigadora evidenció que Clostridium saccharoperbutilacetonicum, una de las bacterias usadas en la fermentación, formó biopelículas que pueden aumentar la productividad del proceso de producción de biocombustibles y mejorar la resistencia a compuestos tóxicos para los microorganismos.

“Se ha encontrado que cuando las células tienen forma de biopelículas toleran niveles más altos de inhibidores, y por lo tanto la productividad del proceso sería más alta, algo jamás antes visto en las bacterias empleadas en el proceso de producción de butanol”, destacó la ingeniera agroindustrial.

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