Esta es una adaptación de un artículo inicialmente publicado en el Wall Street Journal y en el New York Times, escrito por el ex secretario de estado de los Estados Unidos de Norteamérica Henry Kissinger, y publicado el pasado 4 de Abril de 2020.
“Hoy estamos en el mundo ante una gran incertidumbre, en todos los campos: la ciencia, el arte, la tecnología, la educación, el comercio, la política, las alianzas entre países, los diferentes tratados de libre comercio, el futuro al corto y al mediano plazo de nuestro relacionamiento como ciudadanos del mundo libre con el régimen criminal y monstruoso de China, que mintió no solo sólo sobre la aparición del COVID -19, sino también sobre su virulencia, y sobre el terrible impacto en la población, en donde éste régimen comunista y asesino, altera, modifica, oculta, y manipula todas las estadísticas que podrían haber ayudado al estudio, investigación y contención de esta pandemia. Es un acto de guerra del régimen comunista chino en contra del resto del mundo.” Álvaro Molina
La cohesión y la prosperidad de las naciones se basan en la convicción que sus instituciones son capaces de prever las catástrofes, de contener sus efectos y de restaurar la estabilidad. Cuando la pandemia haya pasado, las instituciones en muchos países darán la impresión de haber fracasado. Lo importante no es saber si esa impresión es objetivamente correcta. La realidad es que después del Covid-19, el mundo ya no será como antes. Las actuales discusiones sobre el pasado solo harán más difícil lo que hay que hacer.
El Covid-19 ha golpeado en una escala y con una ferocidad sin precedentes. Su progresión es exponencial, la virulencia, sus mutaciones y su impacto se sigue sintiendo en todos los rincones del planeta y han forzado a una “cuarentena” a 3,5 billones de habitantes, situación nunca antes vista, con un impacto económico perverso que nos llevará a una mayor depresión económica que la sufrida en 1930.
Hoy no tenemos tratamiento médico y clínico específico para el Covid-19, los centros de investigación reportan que la vacuna podría estar disponible durante los próximos 12 a 18 meses.
El equipamiento médico y hospitalario es insuficiente para afrontar la influencia de mayor número de enfermos cada día, las unidades de cuidados intensivos disponibles en cada país están absolutamente desbordadas en su capacidad. Los análisis de muestras no permiten identificar la extensión de la infección y aún menos controlarla e invertirla.
Los gobiernos de los diferentes países han trabajado relativamente bien (con algunas variantes) para evitar una catástrofe inmediata. La prueba final será saber si es posible detener la propagación del Covid -19 e invertirla después de manera y en proporciones que preserven la confianza de la gente y se mantengan los gobiernos democráticos, especialmente en Latino América. (AM)
El gran esfuerzo desplegado frente a la crisis, independiente de su envergadura y necesidad, no debe impedir que se inicie urgentemente una iniciativa paralela para garantizar la transición hacia el nuevo orden post Covid-19.
Los gobiernos de los diferentes países están lidiando con la crisis, esencialmente a escala nacional, pero el efecto de desagregación que el virus está teniendo entre las sociedades , no reconoce fronteras. Si bien el impacto sobre la salud de las personas, será temporal, las sacudidas políticas y económicas que el Covid-19 ha generado podrían prolongarse por generaciones. Ningún país por si solo puede vencer al Covid-19. Por tanto, enfrentar las necesidades del momento debe estar acompañado de una visión y de un programa común a escala global. Si no se trabaja en los dos frentes , tendremos que enfrentarnos a lo peor de cada uno de ellos.
Todos los países sin excepción deben de concentrarse en 3 sectores así:
1)Fortalecer la capacidad de resistencia global ante enfermedades infecciosas.
2)Recuperar las heridas de la economía mundial. La crisis económica mundial actual es mucho más compleja por su envergadura global y la velocidad, la contracción económica provocada por el Covid-19 no se parece a nada de lo que se había visto antes en la historia. Y las indispensables medidas de salud pública , como el distanciamiento social, el cierre de las escuelas, universidades, de miles de negocios , está agravando el sufrimiento económico. Hay que pensar urgentemente en la atención de la población más vulnerable.
3)Hay que salvaguardar los principios de la libertad. El mito fundador del gobierno moderno es una ciudad amurallada protegida por gobernantes poderosos, a veces despóticos , a veces benevolentes, pero siempre lo suficientemente fuertes para proteger al pueblo de un enemigo externo. El objetivo del estado legítimo es proteger y garantizar las necesidades fundamentales de un pueblo como son: la seguridad, el orden, el bienestar económico y la justicia.
El Covid-19 ha dado lugar a un anacronismo, nos trajo nuevamente el concepto de ciudad amurallada en una época en la que la prosperidad depende del comercio global y de la circulación de la gente.
Las democracias del mundo deben de defender la libertad a todo costo. Una renuncia global ante los valores libertarios y al equilibrio entre poder y legitimidad causaría la desintegración del contrato social tanto a escala doméstica como internacionalmente.
El mundo ha evolucionado hacia una prosperidad creciente y hacia una mejor dignidad humana. Hoy estamos ante un período de viraje. Para los líderes , el desafío histórico consiste en manejar la crisis y construir a la vez el futuro. El fracaso podría incendiar al mundo.
Henry Kissinger
Fuente: Wall Street Journal y el New York Times.