Durante estos días, se han desencadenado una cantidad de noticias económicas y políticas a nivel nacional de alto impacto para todos. La reapertura gradual de la economía en un país como Colombia deja mucho que decir en comparación con países desarrollados. Colombia difícilmente podrá copiar los modelos europeos de reapertura.
El 50% de la población trabaja de manera informal y la mayoría no está incluidos dentro del sistema de seguridad social. La gente que vive del diario debe rebuscarse, la autoridad discrimina personas mayores, vigilantes encerradas en bodegas amenazados de perder su trabajo por empleadores descarados, educación virtual en colegios, muchos sin acceso a internet porque ni para comprar la lista de útiles escolares completa a inicios de año.
Personas con tratamientos de cáncer suspendidos por falta de transporte intermunicipal muriendo de a poco en sus casas. Un presidente que todos los días menciona el número de personas que se mueren en todas las cadenas de televisión nacional en busca de que mantener al país informado o por aumentar su popularidad. Recursos desviados en alcaldías y gobernaciones por compra de atún a 20.000 pesos. Una multitud de personas que incumplen la norma de quedarse en sus casas y que ya hoy es demasiada para controlar; se acabaron los talonarios para que los policías hagan cumplir la ley; 341.000 comparendos en Colombia. ¿En que pensamos los colombianos?, en hacernos los más vivarachos de todas las sociedades o debemos preguntarnos ¿cuántos de esos comparendos han sido por necesidad de llevar un plato de comida a sus casas?.
Una economía que se reactiva por medio de decretos semanales, y pequeñas empresas que difícilmente van a cumplir con los protocolos que se exigen porque están totalmente quebrados. Los gerentes asumirán que un litro de alcohol en la entrada de la empresa y un tapabocas que se puede lavar, será suficiente para que los dejen trabajar, o serán responsables al momento de velar por la salud de sus colaboradores. Como dije antes, todos en el país del sagrado corazón no la damos de vivos. Pero una realidad es cierta, es más la gente buena por algo en 2018 fuimos el segundo país más feliz del mundo.
El control de la pandemia ya no es el aislamiento, lo he leído en varias columnas de opinión en los diarios locales, puedo citar la columna de la revista Semana del señor Eduardo Behrentz que titula “la cuarentena ya no es la solución” que comparte que el aislamiento fue una buena decisión del gobierno, disminuyendo la velocidad de contagio, que permitió adecuar el sistema de salud (mayores unidades de cuidados intensivos) y la consecuente reducción en el número de casos de muertes. Por lo menos no vimos en el país condiciones como las de ecuador en el mes pasado, donde la gente encontraba sus muertos en las calles.